Consecuencias psicológicas asociadas al tumor cerebral
El diagnóstico de cáncer conlleva reacciones muy diversas. La mayoría de pacientes lo viven con sensación de amenaza, rabia, tristeza e incertidumbre. Estas reacciones son normales y ayudan a encajar la noticia. Es habitual preguntarse “¿Por qué me ha ocurrido a mí?“, sin que haya una respuesta clara. No hay un motivo por el que una persona tiene cáncer y otra no. En otros tumores sí que hay algunos factores de riesgo, pero se tienen en cuenta para la población en su conjunto, y no para las personas a nivel individual.
Para aprender a hacer frente a la enfermedad y el tratamiento se necesita tiempo y apoyo social. Aunque personas del entorno pueden intentar animar con frases como “todo irá bien” o “tienes que ser optimista“, sólo el afectado sabe lo difícil que es esta situación. Para otra persona cuesta mucho imaginar. Es más eficaz estar disponible para ayudar: acompañar a la persona en el hospital, ir a comprar, cuidar a los hijos o los nietos, etc.
Los síntomas pueden alterar la movilidad, los sentidos, la memoria o el lenguaje, e incluso pueden hacer cambiar la personalidad. Otras personas pueden notar estos cambios y sorprenderse, o preguntar a qué se deben. Para acostumbrarse también se necesita tiempo, paciencia y, a veces, ayuda profesional. Habrá cambios a nivel personal y familiar, nuevas rutinas, etc. Habrá que decidir aspectos como si debe seguir trabajando, quien hará las cosas que él/ella no puede hacer, etc. Las necesidades pueden cambiar a menudo.
Si el paciente es un niño (habitual en los tumores cerebrales), lo más importante es estar a su lado. El niño tiene mucho miedo a la separación de los padres. Conviene que sus padres muestren confianza hacia los médicos. Así el niño verá que él también puede confiar. También es importante responder las preguntas que tenga, y decirle la verdad. El mismo niño o niña regulará cuánta información necesita.
Si la persona se cura, hay que pensar en un programa de rehabilitación, para ayudarle a recuperar funciones que puede haber perdido con la enfermedad o del tratamiento. Son ejemplos la memoria, la escritura, el habla, la concentración, etc. El mismo hospital facilitará información sobre estas opciones.
En caso de que la enfermedad avance y la curación no sea posible, no significa que ya no haya nada que hacer. Se puede intentar mantener la calidad de vida con la ayuda del tratamiento paliativo. Y aprovechar el tiempo para estar con las personas queridas, visitar lugares nuevos, aprender, experimentar, etc. Muchas personas en el final de la vida se quedan más tranquilas si concluyen que su vida ha tenido sentido.
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